Una de las preguntas más frecuentes en la línea de caja de supermercados, hipermercados, etc.. es ¿cual es nuestro código postal?.El distrito censal nos arroja información espacial mas detallada pero ¿quién sabe cual es el suyo?, además el código postal tiene otra ventaja nos permite aceptar la labor de prospección del marketing en nuestras vidas. Supera la barrera que tenemos a facilitar información como consumidores a las empresas. Permite que aceptemos ser dato.
La utilidad de la respuesta es indudable, pero seguramente el #geomarketing acaben evolucionando y en unos años intentarán conocer otros geoidentificadores que permitan posicionar mejor al cliente, usuario , o miembro de la comunidad: conocer sus coordendas geograficas, su geoposicionamiento en móvil, sus coordenadas sociales en las redes sociales en las que participan.
Aunque un poco arcaico, el código postal sigue siendo una herramienta efectiva y atractiva para hacer segmentaciones territoriales en un grado de resolución espacial aceptable.Aunque su validez dependerá de los fines concretos del estudio que estamos haciendo. Además debemso tener presente algunos limitantes geoestadísticos serios que acarrea para evitar sobresaltos en las conclusiones como la falacia ecológica o como el MAUP.
En la era de Internet la trazabilidad de nuestra navegación ha sido y todavía es la clave de la segmentación. Pero la resistencia a ser marcados es cada vez mayor, basta con ver las descargas de aplicaciones como anti-spyware que inhabilitan las cookies de seguimiento que emplean estas tecnologías. La evolución lógica que ha acarreado la web 2.0 apunta a que las empresas de larga duración refuerzan su branding, la trasmisiión de su valor al consumidor. Un medio para lograrlo es creando redes y comunidades de participación donde se refuerce el valor de sus productos, la afinidad por los valores de la marca, las expectativas de utilidad de los consumidores.
gracias por el enlace a mi blog…
saludos