La segmentación de la formación en perfiles más específicos puede ser una solución factible para hacer frente a la difícil curva de aprendizajede los SIG. No es lo mismo preparar a a un analista SIG que a un programador SIG, al igual que no lo es instruir a un usuario que desea realizar consultas o formar a otro en la confección de ediciones cartográficas. Cada perfil tiene una demanda de aprendizaje y sobre todos unas expectativas distintas sobre la puesta en práctica de lo aprendido en acciones de formación en materia geomática.
De manera intuitiva parece lógico plantear una pirámide de usuarios en Sistemas de Información Geográfica.
- En la base de la pirámide, estarían situados la mayoría de los usuarios, aquellos con una mayor demanda de resultados a cuestiones cotidianas para resolverlas requieren de un menor conocimiento técnico sobre el funcionamiento de un SIG. varios ejemplos: usuarios que realizan una simple consulta a un callejero, una navegación con un dispositivo GNSS o un «chekin» en forsquare.
- La zona intermedia de la pirámide está formada por un amplio abanico de perfiles productores de datos, usuarios con requerimientos de consultas complejas y geoprocesamientos o gestores de usuarios entre otros.
- En la cúspide de la pirámide de la pirámide estan situados los perfiles menos frecuentes, de análisis, modelización y programación SIG con una mayor necesidad de conocimientos técnicos.
Xurxo Mendez en una entrevista concedida al blog del IDEE respondía que una de las tendencias actuales en el mundo del software de geoinformación es que aquellos que desarrollan utilizando SIG lo hagan minimizando la curva de aprendizaje, y que la gente que los utiliza se abstraiga de la complejidad que hay detrás de esos sistemas.
Si el uso de la geomática va avanzando hacia distintos y nítidos perfiles de usuarios parece adecuado suponer que las necesidades de formación también deberán evolucionar en este sentido. No parece lógico en este entorno plantear acciones formativas con una filosofía generalista de diseño al estilo “café para todos».
La segmentación formativa parece una medida adecuada para reducir la temible pendiente de la curva de aprendizaje. La cuestión sobre el aprendizaje SIG es ya de naturaleza práctica.
¿Cómo se puede consolidar la eficacia de la formación a la vez que se fomenta el interés y el grado de divulgación sobre la capacidad de los SIG?.
Si descendemos aún más al plano operativo de la enseñanza, la pregunta es ¿qué recursos formativos se pueden movilizar o generar para conseguir ese objetivo?.
Una solución práctica puede ser el diseño de acciones formativas, de un corte innovador ¿Por qué no denominarlas “lean learning”? . Propongamos, al estilo Kaizen, alguno criterios de este estilo de formación, unas simples pinceladas rápidas sin animo de ser exhaustivos:
- Accesible bajo demanda.
- Sin mudas o desperdicios, debe minimizar el tiempo de diseño de las acciones formativas y el de aprendizaje.
- Ajustada a un pedido, sin stocks formativos.
- Determinación del valor. Basada en una evaluación inicial de experiencias previas, necesidades e inquietudes. El éxito de esta evaluación reside en conseguir averiguar cómo los SIG aportan valor a una persona, a una organización, a un producto, a unos datos, o a una tecnología, por citar algunos ejemplos.
- Centrada en casos de estudio de marcado carácter práctico y lo más cercano posibles a la realidad
- Extender la acción formativa más allá de la duración de la acción mediante la creación de comunidad feedback, intercambio, comunicación y red.
- Utilizar el efecto multiplicador de difusión de internet para la creación de una imagen de marca de la formación.