Marlowe
¿Recuerda cual fue el primer mapa que vio?.
Tómese su tiempo.
En mi caso el mapa del delicioso cuento «la isla del tesoro» de Stevenson. Me impresiono, podía seguir las aventuras de Jim y el pirata John silver en la Isla. En un tiempo en el que el cine no era rival para la imaginación. Las lecturas de cada capítulo iban seguidas de frecuentes consultas al mapa, donde el dedo trazaba rutas, ideaba alternativas y buscaba nombres de lugares. Con el tiempo lamente que el libro no incorporara un mapa completo de toda la aventura, un pequeño atlas que desde Bristol permitiera recrear la historia.
Años después y por casualidad me tropecé con el mapa en la red. ¡Que agradable sorpresa! no han pasado los años por él. Sus ingredientes son magníficos: Un hermoso norte para navegar, una decoración y silencios cartográficos dignos de un análisis deconstructivista de Harley aderezados con unos topónimos redondos. Los críticos literarios afirman de él que es el autentico protagonista de la historia, objeto deseo, y sin lugar a dudas el auténtico tesoro del libro.
¡Qué mapa tan osado, por las barbas de Flint!. Reduce un mundo a un pequeño papel y permite por sí solo valorar opciones, trazar caminos, medir y conocer la realidad, para con todo ello descubrir un tesoro. Cuantos mapas anodinos que producimos de manera casi industrial carecen de estas cualidades, del poder cartográfico de descubrirnos tesoros ocultos tras la cortina de la topografía que habitamos y representamos. Revisaré mis últimas creaciones para ver si soportan un viaje con piratas y hombres de bien a bordo de la “Hispaniola”.
Ahora lector es su turno.
Recréese ahora al volver a verle bajo la luz de su experiencia académica o profesional. ¿Qué lee en él?.