La pregunta que uno se formula en estos casos es simple ¿es tan objetiva la información cartográfica cómo hemos asumido, productores y consumidores de mapas?.
Aunque en el ámbito más teórico ha realizado avances notables en el análisis del lenguaje del mapa y de la cartografía en general, todavía estamos arraigados en una concepción racionalista que ve el mapa como una fotografía del territorio en un momento concreto.
– Geógrafos como Leontiev destacan el mapa como herramienta de transformación del medio y vehículo para comprender el mundo.
– Neytchev considera que el objetivo de toda composición cartográfica es transmitir información sobre objetos fenómenos y relaciones que aparecen en el entorno geográfico junto con sus características cualitativas y cuantitativas.
– Salishchev, distingue tres funciones básicas del mapa: la comunicación que depende de la información almacenada y de la transmisión de la información espacial, la operacional dirigida a la resolución de tareas prácticas y la cognitiva que sirve como medio de investigación espacial de fenómenos en un entorno y sociedad para adquirir nuevo conocimiento sobre ellos. El método de investigación cartográfico es la aplicación de mapas para describir analizar conocer científicamente diferentes fenómenos, desde este enfoque los mapas son una ayuda al objeto de la investigación.
– Buckley, Frye y Buttenfield consideran el mapa y el diseño de su codificación como producto de un modelo de información implementable en un SIG, lo consideran como un proceso de extracción de una base de datos georefenciada. Beconyte y Govorov lo conciben como el resultado de sucesivas traducciones desde lo real-al mapa que no deben ser distorsionadas.
-Aquellos cartógrafos ligados a centros de investigación y universidades aportan la noción de modelo ofreciendo algunos grados de libertad a la semejanza con la realidad.
Este rápido repaso doctrinal nos ofrece implícitamente unas pautas o normas que hacemos cumplir a la cartografía para considerarla objetiva, informativa y científica. Este paradigma de racionalidad impregna a nuestra sociedad y es el baluarte defendido por gran parte de los autores de mapas. Como ejemplo baste citar que reside en la misma definición, de una de las acepciones de mapa, de nuestra Real Academia como “Representación geográfica de una parte de la superficie terrestre, en la que se da información relativa a una ciencia determinada”.
Sin embargo Harley fue pionero en criticar esta visión cartesiana desde una perspectiva histórica. Estas distorsiones de los mapas, fruto de la subjetividad y del contexto, no son imputables a errores fortuitos. Se abre una interesante línea de trabajo que profundiza en el mapa como un proceso de comunicación espacial. En este sentido no se puede afirmar que los mapas sean ajenos al proceso de globalización y a la voracidad de la mass media que han potenciado su credibilidad social.
El mensaje
Para abordar el aspecto comunicacional del mapa es preciso establecer algunas nociones previas del mapa como lenguaje, en este sentido la equivalencia del mapa y del lenguaje ha sido explorada por Neytchev de forma muy interesante: Una palabra o porción de una oración es el equivalente a un signo cartográfico recogido en la leyenda, una oración es el conjunto de signos localizados en la superficie del mapa, un conjunto de oraciones (una composición literaria) equivale a la comunicación cartográfica contenida en un mapa. En otras palabras, el autor de un mapa construye oraciones cartográficas, su contenido exhibe las características cualitativas y las relaciones que hacen posible reconocer el contenido semántico que hace posible reconocer, de una manera guiada, fragmentos de la realidad, objetos o los fenómenos que ocurren en la naturaleza.
Este argumento aparte de situarnos en la pista de cómo construir bases de datos georeferenciadas, nos pone de manifiesto que la cartografía transciende el ámbito informativo para imbuirse en el plano de la comunicación. Con los mapas podemos decir algo sobre las “cosas”.Es el resultado del proceso de concepción de una imagen mental del mundo que quiere transmitir el cartógrafo.
El mensaje cartográfico consta de dos componentes básicos: la mínima unidad cartografiada que define el sujeto cartográfico y las características de los atributos que actúan como adjetivos. El verbo, la acción, reside en el mapa oculto a simple vista. El mayor silencio del mapa se materializa en las relaciones entre los distintos sujetos y sus características sobre el territorio en el que se apoyan. Los complementos directos e indirectos son añadidos mediante la matriz geográfica en la que descansa el mapa, en el conjunto de capas de información representadas por el cartógrafo.Los complementos circunstanciales son incorporados por los distintos elementos del mapa, principalmente como adverbios, en: formatos, leyendas, gradación de los símbolos, clases de datos representados, escalas, cajetines o cartelas entre otros.
Una vez construido el mensaje se tiene que verificar una textualidad propia. Consiste en una estructura de ideas que forma una unidad comunicativa, que expresa un significado completo entendible por el receptor. La textualidad cartográfica al igual que en la lengua debe considerar tres aspectos:
a) La adecuación. Hay que saber escoger de entre todas las soluciones cartográficas, la más apropiada para cada situación de comunicación. En los símbolos, resolución, extensión, color, en el formato y fuente de los textos empleados y en definitiva en la propia composición del mapa descansan gran parte de las decisiones empleadas para elegir un registro cartográfico para el mapa, desde el más coloquial al más formal. El receptor adjetiva la composición a través de los matices incorporados por el emisor, así hablamos coloquialmente de mapas: agresivos, anodinos, técnicos, serios, divertidos, institucionales, objetivos, propagandísticos, científicos o periodísticos entre otros.
b) La cohesión. Los mapas no son un conjunto de símbolos asilados, sino que están vinculados con el espacio geográfico subyacente. Sistemas de proyección, coordenadas, geoidentifcadores, escalas, nortes, leyendas y explicaciones textuales incluso el mismo título del mapa componen la red de conexiones del lenguaje cartográfico que contribuye a que sea codificado y decodificado el mensaje.
c) La coherencia. Es la propiedad que nos dice si el mapa esta correctamente estructurado, si guarda un orden interno, que cantidad de información poseey que calidad tiene la información almacenada en él. Marca en definitiva cual es la información a comunicar y como se ha de hacer. Cuantas capas de información hay y si guardan una proporción temática y de escala apropiada.
A continuación, vamos a explorar someramente a que nos conduce la hipótesis de considerar el mapa como mensaje que participa en el proceso de comunicación desde una perspectiva poco explorada, su condición “colectiva”. En este breve paseo nos apoyaremos en uno de los modelos de análisis más simples el diagrama de Lasswell que sintetiza el proceso de comunicación colectiva en la siguiente fórmula: Quién dice qué, en qué canal, a quién y con qué efectos.
Antes de comenzar hemos de reseñar que nuestro objetivo es destacar los rasgos propios de la cartografía como medio de comunicación social. No pretende ser un análisis exhaustivo, sino despertar el interés entre los teóricos de la comunicación visual por construir un modelo particular de la cartografía. Y aportar algunas pautas necesarias para generar correctos mensajes. Sería muy enriquecedor practicar ejercicios similares con otros de los numerosos modelos existentes como los de Schramm, Moles, Shannon-Weaver, Osgood, Paoli, Berlo, Riley y Riley, Lozano, Scheaffer, Bühler, Jackobson o Katz y Lazarsfeld.
¿Quién dice qué?
El emisor es el creador del mensaje y el agente que define la finalidad del mapa y el efecto que busca. Para realizar esta empresa esta sujeto a un conjunto de contextos: que van desde la organización que encarga el mapa, la información disponible y los medios técnicos a su alcance. Además esta condicionado según Liuty, Beconyte y Govorov por las propias características del lenguaje cartográfico:
a) Esta basado en la percepción especial lo que le hace mas universal y requiere menos concomiendo especifico para comprender sus dialectos. Razón de su potencia universal como instrumento de comunicación
b) No es posible realizar traducciones directas desde un mapa, ya que esta basado en convenciones basadas en el lenguaje hablado. Es preciso desarrollar lenguajes formales que prevengan la pérdida de información entre la imagen del cartógrafo y el mapa.
c) Dualismo, de dos subconjuntos del lenguaje cartográfico, el registro de su posición y el de las características del objeto. Entre ambos se entablan relaciones topológicas y de escala.
Soini afirma que siempre que el espacio es observado aparece una forma de representación ligada a la percepción del cartógrafo. Tradicionalmente los mapas son considerados como realidades abstractas con el objetivo de proveer de información al usuario de su entorno. Dorling y Fairbain apuntan a que los mapas hoy en día están más pensados como productos de reflexión del punto de vista del cartógrafo que como resultado de su función de observación y percepción del espacio geográfico.
Este elenco de restricciones son la tasa a pagar por estar empleando un lenguaje dentro de una matriz social y cultural. Sin embargo hay que señalar que no constriñe las posibilidades creativas del cartógrafo sólo portan las normas que permiten que su mensaje sea decodificado. Estas normas, en las que los geoidentificadores cobran una gran trascendencia, lo separan en gran medida del arte. Constituyen la gramaticalidad del lenguaje cartográfico, las reglas del juego con las que modelar el mensaje.
¿A quién?
El receptor recibe el mensaje cartográfico, la imagen del cartógrafo sobre una realidad. En primera instancia operán sobre él aspectos propios de la psicología visual. Ismael y Leal de Menezes abordan el estudio del conocimiento espacial desde esta perspectiva, establecen la dificultad de elegir una representación cartográfica como estándar. La implantación de normas de representación para confeccionar mapas descansa en el descubrimiento de la forma en la que un determinado grupo visualiza el entorno. Komedchikov aborda el estudio de la semiótica del mapa estableciendo tres propiedades del mapa como signo: Es creado y funciona dentro de un limitado grupo social y cultural, la segunda propiedad es su capacidad de ser datado o conectado con un periodo temporal concreto y leerlo a través de esa asociación y la tercera es que el mapa expresa la dualidad de una imagen objetiva del mundo y de una experiencia personal del cartógrafo que lo creo. Estas propiedades se manifiestan en el diseño, composición y elección de símbolos. Cada persona que lee un mapa lo interpreta desde un punto de vista personal y no puede ser exactamente igual que la de otra, no hay una lectura e interpretación común de un mapa. Para este autor la visión de la realidad y su semiótica es individual de cada persona.
El lector del mapa decodifica a partir de su propia experiencia, conocimiento y con la ayuda de los elementos de coherencia y cohesión, el mensaje contenido en los signos que le transmite el emisor en el mapa. Tras él confronta su propia realidad, otorgando en este proceso la validez al mapa. Las partes por él conocidas actúan como zonas de control donde valorar la bondad del mensaje, una vez superadas, rápidamente otorga credibilidad a la totalidad del mensaje aunque sea en su conjunto una realidad desconocida para el.
¿En qué canal?
La aparición de los Sistemas de Información geográfica ha enfatizado la existencia de dos canales: la base de datos espacial, reflejo de las características geográficas de una zona y la extracción de consultas e informes sobre la misma plasmada en un mapa. Ambos canales no son nuevos, la base de datos se ha trasladado de la mente del cartógrafo a la máquina.
Generalmente ambos canales son utilizados de forma consecutiva. Las nuevas tecnologías permiten una explotación rápida de las bases de datos, una prolija extracción de mapas antes no imaginable. Estas consultas e informes aunque estén asistidas, no deben automatizarse sin el concurso activo del cartógrafo. De esta forma se evita lo que acertadamente apuntan Beconyte y Govorov: “al igual que en el lenguaje natural, la combinación de palabras correctas, no produce necesariamente buenas sentencias. El correcto uso de estos elementos -las variables visuales- tratadas una por una y de manera independientemente, no garantizan una calidad en la representación”.
También es preciso señalar que en ocasiones el mensaje es la propia base de datos. El mensaje contenido en ella es dinámico aparecen objetos nuevos se suprimen o modifican otros, se amplían o disminuyen las caracterizaciones de las entidades geográficas. Todas ellas sujetas siempre al mismo marco conceptual establecido en la base de datos: sus elementos y relaciones. Es un sistema vivo con semejanzas con la radio, el cine, la televisión, o internet. Mientras que el mapa tiene mas analogías con la prensa escrita, el libro o la revista.
La elección de adoptar uno u otro canal o el uso combinado de ambos es una decisión básica a tomar de manera previa a la creación del mensaje, puesto que condiciona la forma en que podemos transmitir el mensaje e incluso su soporte físico.
¿Con qué efecto?
El efecto que se pretende conseguir nace de la motivación del cartógrafo que creó el mensaje. Esta génesis modela todo el proceso de comunicación y le dota de un objetivo. La medida en la que el mapa logre el objetivo del mensaje, es el índice para evaluar la bondad del mensaje en términos de satisfacción. El efecto buscado se logra si el mensaje ha sido eficientemente codificado en el canal adecuado. El elenco de motivaciones del cartografío es amplio y se puede expresar en la forma gramatical verbal, como una acción que intenta realizar sobre el lector a través de su mapa: convencer, enseñar, influir, criticar, educar, instruir, informar, convencer, demostrar, explicar o valorar entre otros.
El mapa comparte con los modelos de comunicación de masas su capacidad de influir en los receptores. En nuestro caso sobre la concepción que poseen los lectores de la identidad y de las relaciones que se dan cita en el territorio. Conocer cuales son las reacciones del receptor frente al mapa es una tarea muy vinculada con las “teorías de efectos sobre las audiencias”. Su estudio por el cartógrafo es claramente positivista; permite obtener las claves para conducir el comportamiento de los lectores de mapa.
Es necesario conocer cual es nuestro publico objetivo para modular el mensaje. ¿Qué es lo que hace con el mapa, con el mensaje?. Esta pregunta puede ser respondida por el cartógrafo mediante el análisis de McQuail, a través del conocimiento de las necesidades, usos y búsquedas del receptor en materia cartográfica. La adecuada correspondencia entre la motivación del cartógrafo y las necesidades-usos –búsquedas es la responsable de logara mapas atractivos. La credibilidad del mapa afortunadamente nace en la concepción cartesiana del mapa. Ambos conceptos credibilidad y atractivo son la base para crear mapas persuasivos.
CONCLUSION
Como resumen, en la práctica cartografía no podemos abstráenos de la consideración del mapa como mensaje. Tiene una duración determinada, extensión espacial y temática variable, contenido práctico o retórico y un contexto concreto. Su construcción y diseño no es el mismo ante una realidad espacial y temporal concreta. No son inocentes en su motivación y no pueden ser evaluados siempre como mensajes objetivos y racionales. Sin embargo si pueden ser rigurosos en la credibilidad de su creación para garantizar la efectividad y eficiencia del mensaje que esta en definitiva sometido a juicio del receptor. La objetividad el mapa es una cuestión de grado que el receptor debe evaluar de forma objetiva como ante cualquier noticia. El papel de los productores será función del tipo de lenguaje escogido para su mapa. Es difícil creer en la existencia de mapas inocentes ajenos al proceso de comunicación pero no por ello tienen que ser alejados de la objetividad.
El mapa debe satisfacer las necesidades que motivaron su creación, que desemboca, parafraseando el viejo refrán castellano, no hay mapa mal hecho sino mal interpretado. Aunque si hemos de recordar que existe una ética y una estética cartográfica.
Volviendo a nuestra pregunta inicial, intentar responder la es formular una nueva cuestión ¿Es objetivo el lenguaje? Las claves que residen en el lenguaje periodístico, científico o literario puedan aportar luz en esta materia. El estudio de las analogías y diferencias con el mapa abre una interesante línea de búsqueda.
Hola Eduardo
Este post es uno de mis preferidos dentro del blog, quizás por ser de los primeros y más personales. Es muy extenso- quizás demasiado- y recoge una inquietud que vivo en el día a día laboral.
Como habrás apreciado los autores citados son muchos. Este post no es un artículo científico,aunque se le parezca de lejos. Por eso prescindí de poner la bibliografía y darle ese formato de publicación, un simple post.
En cualquier caso estoy convencido que no te resultará difícil encontrar los artículos , libros etc… de esos autores. Basta con que en google pongas el nombre del autor junto con la palabra map , u otra similar, para acceder a la mayor parte de las referencias.
Hola, me intereso bastante tu post, tendras las bibliografias que mencionas para que leea mas acerca del tema?