Soy lego en dramaturgia y muy de star wars. No lo escondo, soy vulgo de mi tiempo.
Hace unos días recibí una invitación para asistir a un espectáculo teatral Mío Cid con un escueto mensaje: verás y oirás arqueología del castellano. ¿Quieres conocer cómo suena el mío Cid en su versión original? Oferta casi verniana, imposible de rechazar. Este texto es un resumen de esa experiencia, sin revelación de la trama.
Fundido en negro. Comienza la función.
Arranca la historia del Cid, el de Vivar, el Campeador dibujada con maestría sobre el escenario con gestos, sonidos, imagen y palabras. Sobre todo, palabras que repican en una lengua vagamente recordada, con sabor a latín viejo, casi moribundo, que da paso a una jerga callejera con sabor a un incipiente castellano, con matices de catalán, aromas de valenciano, gallego y mucho más. Todas las lenguas de las Españas empiezan a resonar en una sola.
Sonoridad del castellano medieval que retumba, llena la sala, y atruena tu cerebro, representación que te interroga y te exhorta para que empieces a traducir, de manera instintiva, salvaje y rápida para intentar asir la historia, trasladando las palabras medievales al castellano actual. De repente, gracias a la magia del teatro y del actor, sientes que ya no necesitas traducir. Has viajado en el tiempo. A tu niñez, a tu Castilla, ya eres uno de los doce, espada al cinto, y cabalgas junto al Cid al destierro mientras farfullas que buen vasallo si tuviera buen señor y comienzas a desplazarte por el mapa de España: Castillas, Aragón, Valencia y vuelta a las Castillas.
Fundido en blanco. Pero, …, no puede ser, …, de repente descubres elementos visuales sobre el escenario que vas a reconocer inmediatamente. Es un código visual ya establecido y reconocible ,…., se parece a una charla Ted. Tu cerebro descabalga del Cantar y corre dispuesto a recibir ideas que apasionan, motivan, inspiran, y transmiten creatividad. Así tres veces, si has oído bien, tres veces. Permíteme discreción y que no revele más.
Solo dos apuntes sobre la función. Por un lado, las aventuras y desventuras del en que buena hora nació te transportaran a tu infancia, en la que espada en mano, saltarás buscando malandrines. Por otro lado, los aficionados a las modernas charlas Ted descubrirán que narrar historias en modo teatral es otra dimensión o nivel, a todo lo que hayan visto y oído previamente. Pero cuando termine la función, quizás algo habrá cambiado en tu interior. En mi caso, soy menos lego teatral y mucho mas de Vivar que de una lejana galaxia, gracias. He visto el poder de los juglares, de las historias narradas con palabras, y dibujadas con el trazo grueso. He visto que la frontera entre clásico o contemporáneo es solo un corsé que existe en nuestra mente. Mente adicta a las historias que solo el teatro sabe dibujártelas e impregnarte con ellas con esa fuerza.
Ojalá esta producción MIO CID del Teatro de La Abadía, dirigida y protagonizada por José Luis Gómez, pueda ser vista y disfrutada por muchas personas y que perdure en el tiempo grabada para futuras generaciones.
Sirvan estas palabras de modesto agradecimiento a su trabajo y arte, y contribuyan a la reflexión sobre la necesidad de una mayor protección social a los trabajadores de las artes escénicas.
Para saber más, sobre la producción teatral del Mío CID explore estos enlaces