De la economía cartográfica natural donde el consumo de mapas, estaba reservado a unos pocos y muy ligado su producción a las monarquías de la época, se evolucionó -en apenas unas decenas de años- a una economía mercantil del mapa, donde el consumo se satisface por la compra regulada por dinero de productos cartográficos, ¿cómo fue posible este desarrollo sin precedentes en el siglo XVI?.
Sin lugar a dudas gracias a la irrupción de una tecnología revolucionaria: la imprenta. La aparición de la imprenta incremento la rapidez y disminuyo el coste de la producción de mapas. El mapa se convirtió en un producto de consumo.
Además la calidad cartográfica se vió favorecida gracias a los avances científicos y a las posibilidades de comparar la creciente información disponible por los viajes y expediciones comerciales que fomentaron la creación de unas incipientes Infraestructuras de datos espaciales proto IDE.
Todo ello en un contexto en el que la densidad cartográfica de los mapas (superficie cartografiada /superficie mundial) había disminuido fruto de los nuevos territorios descubiertos o mejor dicho cartografiados y divulgados al gran público La sociedades más avanzadas toman conciencia de la terra ignota.
La adaptación de la producción cartográfica a una sociedad que demanda una cartografía variada en cuanto a su uso, conllevo una especialización del consumo según la renta disponible. Este hecho fue la clave de este periodo de comienzo de la cartografía comercial; en el que los países bajos desempeñaron un papel protagonista y hegemónico. Sin embargo la pregunta surge de manera espontánea: ¿cuales fueron las claves del éxito de la cartografía mercantil en los países bajos?
http://biblioteca.icc.cat/pdfctc/cartpasbaix.pdf