Un geo-identificador es según el estándar OGC una estructura geométrica de localización. Establece una función que relaciona la posición real de un objeto sobre el territorio geográfico (referencia espacial) con un sistema de referencia arbitrario.
El uso de los geo-identificadores es conocido pronto por los escolares de forma lúdica a través del juego “Guerra de barcos”. Mediante una cuadrícula que señala las filas con letras y las columnas con números, los jugadores sitúan sus disparos y el oponente puede interpretar el resultado de dicha acción con las conocidas expresiones: Agua, tocado o hundido, en función de cómo este repartida su flota en este mar virtual.
Sin embargo la más acertada aproximación a la trascendencia de los geo-identificadores se debe al magnífico humorista gráfico Mingote. En su viñeta “usted esta aquí” plantea un hombre perdido y agotado en pleno desierto. Este desierto no posee ningún accidente fisiográfico que le permita orientarse. En ese momento de desesperación, nuestro protagonista llega hasta un cartel aparentemente salvador de su circunstancia. Su asombro es mayúsculo, tiene ante sí un mapa que le indica donde esta él, pero sobre un fondo que fiel reflejo de la realidad geográfica que vive, no le sirve para orientarse pues carece de coordenadas, o cualquier otro sistema de referencia. Dejando a un lado la crítica velada a los esfuerzos de aquellos que pusieron el cartel, esta viñeta nos ofrece una clara enseñanza cartográfica de las consecuencias de trazar un mapa sin geo-identificadores. Desde la práctica docente, no dejen de consultar los Apuntes sobre localización y situación de proyectos con numerosos ejemplos prácticos elaborados por el Profesor Alonso.
La historia de los geo-indetificadores nace de forma simultánea con la cartografía. Los sistemas iconográficos fueron rápidamente sustituidos por los toponímicos y ya en la época griega por los sistemas de coordenadas cuyo uso se prolonga como principal sistema hasta el fin de la edad media. En la edad contemporánea la consolidación del Estado y para cubrir las necesidades de administración de los gobernantes potencia y sistematiza el uso de parcelarios, ya iniciados en la edad moderna, que con una geometría poligonal permiten ubicar propiedades, gestionar sistemas tributarios o ya en estos últimos siglos asignar y controlar subvenciones.
Características
Los geoidentificadores como parte del proceso de comunicación espacial crean un sistema arbitrario que apoyado sobre unas convenciones conocidas por todos los usuarios permite: al productor de mapas geocodificar el territorio, es decir asignarle una localización espacial a un objeto y al lector decodificar esa posición. Si este proceso de comunicación no se realiza adecuadamente seremos como el hombre del desierto de la viñeta anteriormente comentada. Un caso conocido, en el que voluntariamente se ha producido una mala geocodificación es la producción de mapas de Moscú durante la guerra fría.
Otra nota destacada de los geo-identificadores es que tienen una vigencia concreta y una extensión espacial determinada en la que pueden aplicarse. En la agrimensura encontramos un ejemplo muy clarificador de esta circunstancia. En el antiguo Egipto los topógrafos elaboraban anualmente mapas con los terrenos aptos para el cultivo tras las crecidas del río Nilo. No sólo motivos de índole natural provocan que los geo-identificadores tengan un campo de aplicación concreto. En ocasiones razones basadas en cuestiones políticas como es el caso de la migración del sistema oficial español del ED50 al europeo ETRS89 o sociales como ocurre con la creación de una línea de subvenciones de determinados tipos de uso del suelo o incluso técnicas en la elección de un sistema de proyección. Un corolario de esta característica es que los geo-identificadores no son eternos, por lo que nuestros metadatos y mapas deben consignar junto al sistema empleado su fecha. Este aspecto es importante en el caso de manejar sistemas con una frecuencia de actualización elevada como ocurre con algunas cartografías administrativas.
La última nota, que vamos a reseñar hoy, es que en principio no son excluyentes. Pueden y deben usarse el número de geo-identificadores necesarios para que la localización de nuestro mapa perdure en el tiempo y sea utilizable por una amplio espectro de usuarios. Imaginen que habría sido del antiguo Egipto sin la piedra de Rosetta.